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Imaginando: La biblioteca del sentir

Imagina que sales de tu casa y que te diriges por una larga vereda hacia una biblioteca, para devolver un libro y coger otro. Llegas a la biblioteca y, para tu sorpresa, está abandonada. No lo entiendes, ayer mismo estuviste allí, con lo cual decides ir por el jardín hasta los escalones de la puerta y, cuando la empujas, se abre con un leve crujido. Entras y encuentras que todo está oscuro y vacío, piensas en darte la vuelta, cuando comienzas a escuchar voces que resuenan hacia tu interior y llegan a tus pensamientos con la idea de que son personajes de la literatura, no te puedes creer lo que está pasando y piensas por dentro que o bien estás soñando o es una broma que no logras comprender. Decides darte la vuelta para salir de la biblioteca cuando la puerta empieza a cerrarse lentamente; de repente, empiezas a sentir una extraña sensación, tiemblas, te estremeces y el miedo se apodera de ti. ¿Qué sucede?, ¿qué está ocurriendo?, ¿tiene sentido todo esto? El miedo parece que ha agudizado un poco tu vista, y acostumbrado a la oscuridad y viendo que no puedes salir, decides ir hacia el lugar de donde provienen esas voces de personajes. Ahora que afinas tu oído, logras reconocer las palabras de uno de ellos, personaje que te ha visto y se prepara para perseguirte. Lentamente se va acercando, hasta que está delante de ti y se dispone a saltar. ¿Qué se siente en tal situación? ¿Qué puedes hacer? ¿Qué decisión tomas?

Oyes cómo tu propio corazón palpita ante lo que está sucediendo. Sientes tu propio aliento que huele a miedo. Observas muy atentamente al personaje, que del salto se ha quedado cara a cara contigo, representando en voz alta estas palabras que pertenecen al libro de “La feria de las tinieblas” de Ray Bradbury. Concretamente estás escuchando esto:

Subespacios

Deseamos que el paraíso de Borges cobre vida con este espacio que realizaremos entre todos, con nuestra creatividad, con nuestros sentimientos, con nuestras reflexiones...

 

Antes de que descubras este espacio, antes de embarcarte en él, te vamos a plantear, a continuación, un pequeño viaje donde tendrás que dar rienda suelta a tu imaginación. Solo te pedimos que sientas lo que te estamos contando.

“A veces se ve una cometa, volando tan alto y tan sabiamente, que parece que casi conoce el viento. Viaja, puede posarse en un lugar determinado y no en otro, y no importa a qué lado tires, o que corras de aquí para allá, la cometa cortará el hilo, buscará ella misma su sitio de descanso, y tú te precipitarás a buscarla con el corazón en la boca. Jim era la cometa de hilo cortado; y la sabiduría lo llevaba lejos de Will, que sólo podía correr, atado a las cosas de la tierra, detrás de alguien tan alto, oscuro y silencioso, y extraño de pronto”.

 

¿De quién era esa voz, de Will o de Jim?

Otro personaje es Bruno, protagonista de “La sonrisa etrusca” de José Luis Sampedro (libro del que estás enamorado), que está mirando a su nieto mientras duerme, y sin darte cuenta una lágrima se asoma por tus mejillas al escuchar los sentimientos de Bruno hacia su nieto: “la ventana es toda luna; el suelo un lago plateado; la cuna y su sombra una isla de roca. En la almohada hecha espejo se refleja serena la copia de la luna, esa carita dormida y tibia cuyo aliento acaricia la vieja faz que se ha inclinado...”

Tu corazón se ha quedado hechizado nuevamente por esos pensamientos y dulces palabras que siente el abuelo hacia su nieto. Dichas lágrimas se congelan cuando aparece Ignatius en la conversación (¿qué hace aquí este?, te preguntas: el protagonista de “La conjura de los necios” de John Kennedy Toole), ahora mismo no sabes ni dónde estás, te das cuenta de que el miedo ha sido sustituido por el asombro, la locura, la fantasía, la admiración hacia esos actores que están sintiendo la lectura, interpretándola, jugando, creando y viviéndola fuera de sus páginas, dándole vida a los libros, dejándose llevar por la magia de sus palabras. Por todos lados, ves sombras que corren, saltan, lloran, ríen, gritan, susurran fragmentos de diferentes libros que aparentemente nada tienen que ver unos con otros, personas disfrazadas representando personajes que nos hacen ver que las palabras no tienen por qué quedarse atrapadas dentro de un libro, que nosotros tampoco tenemos que quedarnos quietos haciendo siempre lo mismo, que la creatividad está dentro, en un rinconcito de nosotros esperando, deseando que un grito rompa el maleficio de lo establecido y se convierta en el espacio de algo vivo, de algo compartido, de algo donde podamos sentirnos y construirnos.

¿Quién lo diría? En un día cualquiera, en un espacio que hemos convertido en rutinario, corriente, un hábito del día a día, se esfuma y aparece la Biblioteca del sentir.

 

Y ahora te preguntas, ¿tiene sentido que no hagamos cosas distintas con la lectura o con otros ámbitos?, ¿tiene sentido que la magia de sus historias no encuentre vida fuera de sus páginas?

Pues bien, hagamos nuestro propio espacio y llevemos nuestra creatividad hacia otros lugares.

 

En otras palabras, por si sigues con dudas, la idea de este espacio es abrir las puertas de la imaginación y que cada uno escriba lo que siente, o que comparta lo que le gusta, y eso lo podemos hacer de distintas maneras, si dejamos que nuestra mente creativa sea la que escriba o hable.

"La poesía

es un arma

cargada de futuro"

Gabriel Celaya

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